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d. toma de decisiones

Es el proceso que sigue una persona cuando debe elegir entre una serie de alternativas que se presentan en caso de conflicto.

Existen tres tipos de decisiones:

- Programadas: son diseñadas y planificadas.
- No programadas: se dan de forma espontánea.
- Coercitivas: son obligadas y no tienen en cuenta a las partes.

A la hora de tomar una decisión, es importante conocerse a uno/a mismo/a: las debilidades o limitaciones y las fortalezas o recursos propios. Este mecanismo está interiorizado y, la mayor parte de las veces, las decisiones se toman de forma inconsciente.

Por tanto, toda toma de decisiones conlleva los siguientes pasos:

  1. Identificar el problema: es el momento de definir el problema. Responder a: qué está pasando, cuáles son las causas, quién, porqué…es la base para encaminar los pasos hacia la solución.
  2. Identificar soluciones alternativas: en este punto, la creatividad es fundamental; hay que ser capaz de aportar el mayor número de opciones posibles para poder encontrar la mejor alternativa. Algunos métodos son: la tormenta de ideas (brainstorming), diagrama de Pareto o el grupo nominal. Normalmente no se utiliza ninguna técnica formal, sino que se emplea la espontaneidad.
  3. Seleccionar la mejor alternativa para resolver el problema: hay que estudiar todas las alternativas para poder escoger la más adecuada. Debe ser una solución realista, adaptada a las circunstancias y recursos. Es necesario conocer los riesgos que conlleva cada una de ellas. Cuando la decisión se prolonga en el tiempo, es porque se sabe que ninguna es buena o porque es difícil renunciar a alguna, pero hay que tener claro que toda toma de decisiones significa renuncia.
  4. Establecer el plan de acción para llevarla a cabo: concretar los pasos para efectuar la decisión, qué va a cambiar, qué se necesita, quién será el/la responsable de la puesta en práctica…
  5. Verificar la eficacia del plan: comprobar si los resultados son los esperados, qué ha cambiado y si se evitará el problema en el futuro. Es el momento de las conclusiones.

Factores que favorecen una toma de decisiones adecuada:

  • Capacidad de reflexión sobre un problema.
  • Asunción de responsabilidades.
  • Capacidad para afrontar y superar los fracasos.
  • Saber rectificar ante una decisión inadecuada, aunque se haya invertido mucho en ella.
  • Definir de forma correcta el problema.
  • Realizar análisis no demasiados complejos ni simplistas.
  • Dar solución a un problema sin crear otro.
  • Pedir ayuda cuando sea necesario.

En el proceso de toma de decisiones, un elemento muy importante es la experiencia, ya que muchas veces las decisiones se toman en base a la realidad en la que se mueve la persona y sobre la que influyen muchas variables.

Pero esta capacidad de toma de decisiones conlleva también la de asumir consecuencias, tanto positivas como negativas; estas últimas las más difíciles, puesto que supone desarrollar habilidades de tolerancia a la frustración o la crítica, ya que si no contamos con ellas, el miedo a equivocarse puede afectar a nuestra autonomía y/o motivación. Lo ideal sería afrontar los errores con naturalidad, asumiéndolos como una experiencia más de la que aprender.

A veces, las determinaciones que se toman pueden chocar con las decisiones de otros/as. Ante esto, podemos poner en marcha, las habilidades sociales, especialmente las asertivas, fomentar la empatía, la cooperación y la negociación.

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